¿Qué niño en su infancia no ha querido tener un perro como mascota? las respuestas que obteníamos de nuestros padres eran siempre una negativa “ dan mucho trabajo” “ensucian mucho” “ quien se hará cargo de sacarlo a pasear”… la forma de hacernos olvidar esta loca idea era suplirla con otros tipos de mascotas menos divertidas , con los cuales no se podía interactuar de ninguna manera, gusanos de seda, tortugas, un pez, un pájaro, etc. Pero para nada era lo mismo, una tortuga o un gusano jamás podría ser nuestro cómplice. Jamás podría mirar con la dulzura que mira un perro y aportar el amor incondicional que a veces no se pude encontrar ni en los seres humanos.
El tener un perro en casa nos conlleva a llevar una cierta disciplina y responsabilidad que tenemos que tener claro que vamos aceptar. Ante todo debemos cuidar su alimentación, en el mercado ya existen numerosos tipos de piensos, pero si realmente te preocupas por el bienestar de tu perro, puede interesarte un pienso ecológico para perros que existe en el mercado, los cuales no contienen ni conservantes ni colorantes.
También tenemos que cuidar su salud porque ellos al igual que nosotros suelen enfermarse mucho y debemos tener un aliado, “en este caso un veterinario” que nos asesorará con el tema de sus vacunas, esterilización y posibles enfermedades.
Tampoco debemos olvidarnos de su higiene, ya que son portadores de muchos gérmenes, por eso el agua y un jabón adecuado, debe formar parte de los cuidados cotidianos de nuestra mascota. A cambio de toda esta dedicación, ellos nos aportan numerosas cosas positivas, entre ellas podríamos decir sobretodo su compañía y su incondicionalidad. Las personas que tienen perro suelen ser mas felices, suelen ser menos propensos a sufrir depresiones, el solo hecho de acariciar a un perro reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Estos animales pueden detectar el cáncer, podemos encontrar muchos casos conocidos en que los perros han lamido u olido un bulto o lunar, que posteriormente ha sido diagnosticado como un cáncer. Esta anécdota ha sido contrastada por estudios científicos.
Y sobretodo ser consciente de que un animal no es un juguete y que no puedes deshacerte de cualquier forma de el, “el no lo haría”.